La Biblioteca Pública
de la Casa de la Cultura en Cancún, invita a los niños de 6 a 13 años de edad
para asistir a la Hora del Cuento, el jueves 13 de diciembre a las 17:00 horas,
con la fábula “La Historia de la Sopera y el Cucharon” de la autoría de Michael
Ende de la colección “Otros Mares”.
Como es costumbre la
bibliotecaria señora María Isabel Flota Medrano acompañada de la señora
Gerónima López Gómez nos adelanta: “Había una vez dos reinos situados a ambos
lados de una montaña muy alta.
Uno estaba a la
izquierda y otro a la derecha. Por esa razón, la gente se refería a los
respectivos reyes con el Rey de la izquierda y el Rey de la Derecha. No piensen
que había algún otro motivo especial para ello. Simplemente se les decía así y
bien pudiera haber sido al revés.
La montaña, además de
muy alta era bastante difícil de
escalar. Nadie se aventuraba a cruzarla, de tal suerte que los dos reyes tenían
pocas noticias uno del otro y no se preocupaban gran cosa por los asuntos del
otro reino. Tratándose de reyes, eso era más bien una ventaja.
El Rey de la Derecha
se llamaba Quejibaldo y el Rey de la Izquierda, Pantufaldo.
Desde luego, cada uno
tenía una reina que la ayudaba a gobernar.
La esposa de
Quejibaldo respondía al nombre de Querellina y la de Pantufaldo se llamaba
Pantomima.
Los dos reinos eran
muy pequeños y no había mucho que gobernar. Por lo tanto quejibaldo y
Querellina practicaban minigolf en el jardín del palacio, en verano por
supuesto. Y en invierno se dedicaban a jugar lotería en el salón del trono.
Pantufaldo y Pantomima, en cambio, jugaban bádminton en verano y durante el
invierno, encerrados en el salón del trono, jugaban competencias de solitarios.
Ésta era la única
diferencia entre los dos palacios.
Un buen día, las dos
reinas dieron a luz al mismo tiempo. Pantomima tuvo un niño y Querellina una
niña. Al príncipe lo llamaron Terciopelo, y a la princesa, Tafetina.
Con motivo del
bautizo, las dos casas reales enviaron invitaciones a sus parientes.
Pero los reyes y las
reinas suelen tener una parentela muy numerosa y enredada. Así que sucedió lo
que ha pasado también en otros cuentos: tanto a la derecha como a la izquierda
se olvidaron de invitar a una tátara-tátara-primas hermana en décimo tercer
grado.
Por desgracia se
trataba de una dama sensible, quisquillosa, emparentada para colmo de males
tanto con la Casa Real de la Izquierda como con la Casa Real de la Derecha.
La dama en cuestión
se llamaba Serpentina Triquiñuelas y vivía en un país lejano donde tenía un
nombre totalmente diferente.
Su profesión conocida
era la de domadora de pulgas pero, extraoficialmente, en secreto. Era un hada:
un hada mala.
Serpentina
Triquiñuelas tomo este asunto muy, pero muy en serio.
Se decía a sí misma:
-Si me hubiera
olvidado sólo uno de los reinos, asistiría a la fiesta del otro, o a la
inversa. Pero que los dos me hayan olvidado, ¡es el colmo!... ¡Me van a
conocer! ¡Y de tal manera que se acordarán de mi por mucho tiempo.
¿Les gustaría saber
que trama Serpentina Triquiñuelas? Asistan este jueves a la Hora del Cuento y
descúbranlo.
Secretaría de Cultura/Casa de la Cultura de Cancún/Boletín de Prensa 13 diciembre 2012
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