Queridos amigos:
Por medio de la presente deseamos invitarlos a la inauguración de la exposición "Las Caras en mi cuaderno" de Joel Padilla Gómez que tendrá lugar el este miércoles 6 de junio a las 20:00 horas en la Galería del Teatro de la Ciudad (Av. Tulum entre Liebre y Jabalí).
Ahora que nos parece tan lejano, ahora que nos extrañamos tanto en tan poco tiempo-espacio cada día, ahora que se aprenden bailes en el tubo en boutiques, que una casa es un condominio para más de un corazón; ahora que tengo calma que no tenía, que los recuerdos, ante la ausencia de autoridad, la canalla contamino esos días, las almas buenas se perdían. Ahora que sueñan, ríen y juegan, jugamos por alegrías, con los ojos más abiertos; ahora que no hacemos olas, sino playas, ahora que nos informamos, participamos y actuamos, las tormentas son tan breves. Ahora que está tan lejos el olvido de Janet, Gilberto, Wilma, y que sin saber hemos sabido, protegernos, ayudarnos, atendernos y querernos como es debido.
Ahora que encajuelan, encobijan, levantan y explotan los coches en las noticias, ahora que sueño de noche el dia que seguirá de seguro shido, asi lo quiero, igual como cada dia, lleno de circunstancias inesperadas que solo es posible solucionar ese dia, ahora que estoy más vivo de lo que estoy, hay veces que me gana la risa, y disfruto poder hacerlo a la menor provocación cada dia, muchos de ustedes amigos y amigas, saben que me rio porque las cosas son tan serias que bien podríamos llorar un buen rato de lo que vemos, leemos, y nos enteramos todos los días.
En las contemplaciones plásticas, siempre virtuales, cada quien puede contemplar, y asi compartir el mito de lo que ve del otro o de sí mismo. En esta muestra de pinturas, yo, tu y los demás, somos la suma de las miradas, siempre ajenas, de las percepciones compartidas. La popularidad, el número de "contactos", "conocidos", "aliados", que es como buscar un árbol con sombra, que cobija, que determina, de alguna manera extraña el valor que nos damos para, expuestos al escrutinio, que al final del dia nos sea un poco como medir la capacidad amatoria, afectiva, amistosa y no solo por la satisfacción de saberse atendido protegido, sino que por la cantidad de "amigos y agregados", aceptar familiares y conocidos imaginarios. De hecho, las imágenes que en esta exhibición hago, son máscaras imaginarias que en algún momento del día necesitaríamos para enfrentar al mundo verazmente.
En esta muestra todas las imágenes tienen como fin revelar, en su interioridad, la insignificancia cotidiana de las expresiones únicas que bien podrían ser rostros familiares o muy personales, son instrumentos que acercan y capturan momentos, miradas que sirven para salir del aparente anonimato e ir a la celebración, publica, de ser expuesto. La paradoja es que el aplauso se puede conseguir en la torpe farsa o en la cínica tragedia del descontrol. Las imágenes que en esta exhibición hago son, como una especie de máscaras en la contradicción, imaginarias expresiones que utilizamos en algún momento del día, que nos apoyan, aunque sea solo por un instante, para enfrentar el mundo. Y sí, la simbología es una regresión psicoanalítica colectiva y, espero, que quede claro: como es posible que sea posible, que no tengan el suficiente apoyo, que les dan la gente cercana, y que no les alcanza, no tienen mas que darles; en la tele se ve que todos pueden tener algo, y la verdad es que es injusto no solo no ayudar, es injusto que por un aparato, por una herramienta, que les ayudaría a sentirse mas seguros, mas valientes para enfrentar la difícil realidad, la verdad es que el esfuerzo que hacen, estos niños y niñas no será suficiente si no empezamos bien hoy, ayudando a niños y niñas que la neta si necesitan ayuda.
La vida, como el fuego se propaga, pero a diferencia de las llamas, los organismos se reproducen y, la vida evoluciona, como sistemas vivos con la necesidad de recrear la vida de infinitas maneras para mantenernos lejos del equilibrio aniquilador. Por eso, cada día debería empezar dándole un sentido al aquí y al ahora –lo único que verdaderamente tenemos, el pabilo de la vela y el serillo-para que la vida sea algo mucho más shida y divertida que la función básica y prosaica de transformar energía. Es el significado íntimo de estar y sentirnos vivos.
A mi encanta Sabines, el poeta, cuando dice: Me encanta Dios. Es un viejo magnífico que no se toma en serio. A él le gusta jugar y juega, y a veces se le pasa la mano y nos rompe una pierna o nos aplasta definitivamente. Pero esto sucede porque es un poco cegatón y bastante torpe con las manos. Nos ha enviado a algunos tipos excepcionales como Buda, o Cristo, o Mahoma, o mi tía Chofi, para que nos digan que nos portemos bien. Pero esto a él no le preocupa mucho: nos conoce. Sabe que el pez grande se traga al chico, que la lagartija grande se traga a la pequeña, que el hombre se traga al hombre. Y por eso inventó la muerte: para que la vida, no tú ni yo, la vida, sea para siempre. Ahora los científicos salen con su teoría del Big Bang... Pero ¿qué importa si el universo se expande interminablemente o se contrae? Esto es asunto sólo para agencias de viajes.
A mí me encanta Dios. Ha puesto orden en las galaxias y distribuye bien el tránsito en el camino de las hormigas. Y es tan juguetón y travieso que el otro día descubrí que ha hecho frente al ataque de los antibióticos, ¡bacterias mutantes!. Viejo sabio o niño explorador, cuando deja de jugar con sus soldaditos de plomo y de carne y hueso, hace campos de flores o pinta el cielo de manera increíble. Mueve una mano y hace el mar, y mueve la otra y hace el bosque. Y cuando pasa por encima de nosotros, quedan las nubes, pedazos de su aliento.
Dicen que a veces se enfurece y hace terremotos, y manda tormentas, caudales de fuego, vientos desatados, aguas alevosas, castigos y desastres. Pero esto es mentira. Es la tierra que cambia, y se agita y crece, cuando Dios se aleja. Dios siempre está de buen humor. Por eso es el preferido de mis padres, el escogido de mis hijos, el más cercano de mis hermanos, la mujer más amada, el perrito y la pulga, la piedra más antigua, el pétalo más tierno, el aroma más dulce, la noche insondable, el borboteo de la luz, el manantial que soy. A mí me gusta, a mí me encanta Dios. Que Dios bendiga a Dios. Tengan la bondad de entrar a ver lo que miro.
Instituto de la Cultura y las Artes del Municipio de Benito Juárez
Of: (998) 898 4510
De: Difusión Cultural Cancún icambj.difusion@gmail.com
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