Páginas de Historia
Por Raúl Espinosa Gamboa
Cuando hablamos del desarrollo del quehacer cultural como uno de los instrumentos para garantizar mejores lazos de convivencia social, no nos olvidamos de la cultura del deporte. En Quintana Roo existe la necesidad de desarrollar una nueva política de deporte social que estimule su esparcimiento y una sana competencia.
El deporte forma parte del desarrollo cultural de la humanidad como una manifestación relacionada con la praxis de los pueblos, que refleja el nivel alcanzado, ligado al trabajo y actividades de subsistencia; así como por ejemplo la caza y sus útiles, se desarrollan en sus actividades cotidianas, serán un reflejo de las necesidades de supervivencia, en la que el hombre realiza esa actividad como un entrenamiento.
El deporte es una de las experiencias que unen a los pueblos, y la actividad deportiva es una manifestación de cultura popular que, utilizado como herramienta de formación, se convierte en un encargado de transformación y desarrollo democrático.
El deporte social debe contribuir a mejorar la calidad de vida de las personas que integran una comunidad, que visto de manera integral, en su práctica, incluya desde la primera escolaridad, hasta el adulto mayor, así como a las personas con capacidades diferentes, convirtiéndose en herramienta educativa y de salud que permite su acceso a todos, esto es, que satisfaga esa necesidad para nuestra población, y por lo tanto se debe tomar como un derecho y a la vez un instrumento que contribuye a la adquisición de habilidades sociales en los individuos.
Una política del Estado que impulse, promueva y desarrolle la cultura, el arte y el deporte de la entidad como parte de la preservación integral del patrimonio, la formación artística, cultural y deportiva, así como su incorporación al sistema educativo formal, será sin duda un instrumento eficaz para cumplir tareas del turismo cultural, pues no se debe perder de vista que este (el turismo cultual) significa el encuentro entre los pueblos (visitante y visitado), que puede contribuir a garantizar la paz, amistad y convivencia entre los mismos.
El deporte social es una escuela propicia para la promoción de valores y hábitos, como herramienta de convocatoria e integración para acompañar a un crecimiento saludable y apoyar al desarrollo de un proyecto comunitario basado en la amplia participación y la tolerancia.
El deporte social debe articular la educación y salud, tanto física como mental, con una política deportiva consecuente y coherente; el deporte por ser una necesidad para nuestra población se debe tomar como un derecho y su financiamiento considerado como una inversión que abrirá un futuro mejor a los habitantes de Quintana Roo.
El deporte como función educativa implicará, además de la enseñanza de técnicas y el desarrollo de las cualidades físicas de los participantes, la transmisión de hábitos, valores y actitudes, que orienten a la formación de una comunidad participativa y democrática.
El deporte contribuye a la adquisición de habilidades sociales en los individuos, y es por tanto, la mejor forma de asegurar la participación de los jugadores; al implementarse estrategias pedagógicas más útiles, que aseguren la cooperación de todos, cada uno desde sus posibilidades y potencialidades.
El éxito de la labor deportiva realizada con estos sectores depende de la posibilidad de brindar la adecuada respuesta a sus necesidades, de la elección correcta de las estrategias para implementar proyectos y del conocimiento de su particular realidad social.
Evitar confusiones y propiciar condiciones para su florecimiento, diseñando los instrumentos jurídicos y políticos debe ser una tarea que garantice no sólo el deporte social sino también el desarrollo democrático, y un mejor orden de convivencia armónico.
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