jueves, noviembre 29, 2012

Este jueves, La Hora del Cuento: El pizarrón encantado


La Biblioteca Pública de la Casa de la Cultura en Cancún, invita a los niños para asistir a la Hora del Cuento el jueves 29 de noviembre, a las 5 de la tarde con el cuento “El pizarrón encantado”, de la autoría de Emilio Carballido e ilustraciones de María Figueroa.
Como es costumbre la bibliotecaria señora María Isabel Flota Medrano acompañada de la señora Gerónima  López Gómez nos adelanta: “Adrián estaba de vacaciones y jugaba a la pelota con sus amigos en el callejón. A veces hacían gol, a veces rompían las ventanas de los vecinos, así como ahora; y se asomó a gritarles un profesor barbudo y Adrián llegó a su casa muy aprisa; sin aire, porque subió cuatro pisos. –Ya llegué –gritó, como hacía siempre. Nadie le contestó. Su mamá no vino de la cocina y de las otras piezas tampoco vino nadie. Adrián prendió la luz, pues empezaba a oscurecer. En la mesa del comedor encontró un papel que su mamá le había dejado:
Adrián:
Tu papá está enfermo y tengo que irme con él enseguida. Por  más que te busqué, quién sabe dónde andabas. Hijito, pórtate bien. Te dejo cinco pesos para que te vayas a casa de tu tío Austero. Le das la carta que aquí verás. Hijo, pórtate deberás bien, lávate los dientes y acuérdate de decir buenos días. Muchos beso de mamá.
Adrián pensó dormir en la casa sola y buscar a sus tíos al otro día, pero eso le pareció triste. Mejor apagó las luces, tomó una maletita que le había preparado su mamá y cerró el departamento con llave. La casa de los tíos era muy grande, con un zaguán muy alto y un portón medio desvencijado.
Ya los tíos esperaban a Adrián -Tu mamá nos habló antes de irse.
Pasa ¿Ya merendaste?  Ven y siéntate con tu tío.
Vivían allí la tía cleopatra y el tío, con sus tres hijos; también una tía muy anciana, doña Pompilia; vivían allí, además, tres gatos amistosos: Pitirifas, Fadrique y Numa. Aceptaban a veces jugar con Adrián y dormían con él por turnos, pues en la noche tenían muchas obligaciones. Y sucedió así, y aquí viene ya lo más importante y digno de contar: que los gatos jugaban al escondite con Adrián. Y bajaron corriendo al sótano, cuya puerta estaba muy vieja pero con tremendo candado. Y se escondieron dentro, pasando por un hoyo. Adrián  los espió entonces por la rendija…
¡De pronto se fue de boca! La puerta se había abierto; él cayó dentro y el candado quedó colgando de una armella, porque la otra se zafó. El sótano estaba lleno de cosas curiosísimas: retratos y cuadros, un espejo muy empañado, un ángel manco y sin nariz, varios baúles, sillas cojas, un ropero chueco…
Adrian  vería todo con asombro y curiosidad. Abrió el ropero; la puerta rechinó, como advertencia: adentro había bastantes frascos raros y retorcidos, con líquidos de colores, algunos de ellos burbujeaban y…”.
¿Les gustaría saber que más había?. Asistan este jueves y descúbranlo, mientras se divierten. La entrada es gratis.
Secretaría de Cultura/Casa de la Cultura de Cancún/Boletín de Prensa 29 noviembre 2012

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